Investigación en salud en Honduras: una década de transformaciones, desafíos y fortalecimiento institucional sostenible

Fontecha

Honduras ha enfrentado históricamente grandes limitaciones para el desarrollo científico, con una inversión en investigación inferior al 0,1% del producto interno bruto y un sistema universitario centrado casi exclusivamente en la docencia. Sin embargo, entre el 2007 y el 2012, el proyecto Teasdale-Corti (llevado a cabo en forma conjunta entre Canadá y Honduras) marcó un punto de inflexión al establecer la primera maestría académica en enfermedades infecciosas y zoonóticas, un laboratorio de investigación biomédica, un comité de ética y programas de capacitación en bioseguridad. Este proceso sentó las bases para la creación del Instituto de Investigaciones en Microbiología. En la última década, estas iniciativas han formado a numerosos investigadores, han consolidado grupos de investigación en enfermedades infecciosas prioritarias y han generado más de 170 publicaciones indexadas, que representan alrededor del 12% de la producción científica de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Asimismo, la figura del investigador auxiliar permitió un incremento significativo en la producción académica. La comparación con otros países centroamericanos revela un rezago marcado respecto de Costa Rica y Panamá, explicado principalmente por la escasa inversión en investigación. No obstante, factores como la colaboración internacional, el liderazgo local y la integración institucional han sido determinantes para sostener los avances. La experiencia hondureña demuestra que, aun en contextos de vulnerabilidad, es posible construir capacidades científicas si se combinan una visión estratégica, alianzas sostenibles y compromiso institucional. Sin embargo, los logros alcanzados aún son frágiles y requieren una consolidación futura.

Idioma del artículo
Español
Opinión y análisis