Italia y Corea del Sur tienen dos sistemas de atención sanitaria claramente diferentes, lo que hace que respondan a crisis de salud pública como la pandemia por COVID-19 de maneras marcadamente distintas. Existen diferencias en la educación médica de ambos países, lo que permite a los graduados de medicina de Corea del Sur tener una educación más holística en comparación con sus homólogos italianos, que siguen una especialización médica de manera más temprana. Además, en Corea del Sur hay menos médicos por cada 1 000 personas en comparación con Italia. Sin embargo, ambos países tienen un sistema nacional de salud con cobertura universal. A pesar de esta similitud subyacente, los dos países abordaron la COVID-19 de maneras casi opuestas. A pesar de contar con una proporción menor de médicos en la sociedad, Corea del Sur empleó la tecnología y la educación holística de su comunidad médica a su favor al implementar centros de examen de personas con sospecha de infección sin descender del automóvil, que permitían una atención rápida y con poco o ningún contacto con el personal de salud, lo que disminuyó la posibilidad de transmisión de la enfermedad. Por el contrario, Italia es considerada actualmente el epicentro del brote en Europa y ha registrado el mayor número de muertes que cualquier otro país fuera de la China continental. Esto se debe en parte a la naturaleza reactiva de las medidas de salud pública de Italia en comparación con la respuesta proactiva de Corea del Sur. Las diferentes respuestas sanitarias de Corea del Sur e Italia pueden orientar las decisiones que deben tomar los organismos de salud pública de otros países, especialmente en la Región de las Américas, que pueden adoptar selectivamente políticas que han funcionado para reducir la propagación de la COVID-19 y aprender de los errores cometidos por ambos países.