Objetivo
En este documento se analizan las políticas de vacunación del personal de salud vigentes en los 35 países y el territorio británico de Anguila de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), con el fin de destacar los puntos fuertes y los desafíos que enfrenta la Región y fundamentar las políticas e intervenciones pertinentes.
Método
Los datos se recopilaron en dos fases. La fase 1 (de marzo a septiembre del 2021) se llevó a cabo como parte de una encuesta mundial en la que se examinaron las características de las políticas nacionales de vacunación del personal de salud. En las preguntas se abordaban el cumplimiento de la aplicación de las políticas, los antígenos incluidos en ellas, el financiamiento, el seguimiento de la vacunación y los planes de vacunación de emergencia. Las personas encuestadas fueron los representantes de 21 países. En la fase 2 (entre marzo y agosto del 2023), 15 representantes de países que no respondieron a la encuesta inicial completaron una versión modificada y en línea del cuestionario original.
Resultados
De los 36 países, 15 (42%) informaron que contaban con una política nacional de vacunación para el personal de salud y 3 (8%) que tenían previsto introducirla en un plazo de 5 años. De los países que contaban con estas políticas, el 80% las había integrado en las regulaciones de salud laboral. Todas las políticas de vacunación incluían la vacuna contra la gripe (también conocida como influenza) y la vacuna contra la hepatitis B, y muchas de ellas también incluían las vacunas contra el tétanos, el sarampión, la rubéola, la difteria, el tétanos y la COVID-19. Más de la mitad de las personas encuestadas indicaron que se disponía de mecanismos para la vacunación de emergencia, y el 44% notificó la existencia de sistemas nacionales de seguimiento. Diez países contaban con políticas integrales de vacunación para el personal de salud.
Conclusiones
Para fortalecer la política de vacunación del personal de salud en la Región de las Américas, las iniciativas futuras deben apoyar a los países en la formulación de políticas nacionales individualizadas, la ampliación de la cobertura de antígenos (en especial para las enfermedades que suelen causar brotes) y la inversión en sistemas de seguimiento sólidos. Además, para abordar la reticencia a la vacunación y garantizar tanto la preparación para pandemias como la continuidad de la atención de salud habitual, será esencial ampliar la investigación conductual, mejorar las estrategias de comunicación e institucionalizar los mecanismos de emergencia.
