En este artículo se describe el sesgo de publicación, sus causas más frecuentes, sus características, las herramientas regulatorias para evitarlo y algunas técnicas estadísticas para analizarlo. Se explican y aplican estas técnicas a tres intervenciones terapéuticas relacionadas con la enfermedad por el coronavirus 2019 (COVID-19, por su sigla en inglés): corticoides, ivermectina y tocilizumab; se detectó riesgo de sesgo de publicación para ivermectina y tocilizumab. Las revisiones sistemáticas y los metaanálisis son diseños de investigación secundaria que constituyen una referencia para guiar la toma de decisiones. Son propensos a distintos tipos de sesgo, que es una desviación sistemática en los resultados. Aun desarrollados con rigor metodológico, su validez puede verse amenazada por el sesgo de publicación. Este se define como el acto de ocultar o retrasar la publicación, retener datos surgidos de los estudios de investigación, o ambos. Hasta la mitad de los ensayos controlados que se realizan permanecen sin publicarse. Durante la pandemia por virus H1N1, el sesgo de publicación de estudios financiados por la industria llevó a recomendar y comprar en gran escala el fármaco oseltamivir que, luego se supo, no tenía efectos beneficiosos relevantes. Dos tercios del financiamiento de los estudios clínicos para COVID-19 provienen de la industria farmacéutica. En el contexto de la pandemia actual por COVID-19, se publican estudios a un ritmo acelerado, por lo que resulta de gran trascendencia conocer e identificar el sesgo de publicación. Para reducir el sesgo de publicación es necesario regular el registro y la publicación de ensayos clínicos, pero esto requiere una coordinación de los países y organismos internacionales. Es importante sospechar e intentar identificar el sesgo de publicación para la toma de decisiones.