Artículo original en inglés publicado en el American Journal of Public Health: https://doi.org/10.2105/AJPH.2020.305905
[Extracto] Se ha demostrado que las falsedades se propagan más rápido y llegan más lejos que la información correcta (1), y las investigaciones indican que la información errónea puede tener efectos negativos en el mundo real, como amplificar la controversia sobre las vacunas (2) y diseminar la recomendación de tratamientos oncológicos no comprobados (3). Por consiguiente, la información errónea sobre la salud en las redes sociales requiere con urgencia una mayor acción de quienes trabajan en la investigación y la práctica de la salud pública. Aquí definimos la “información errónea sobre la salud” como cualquier afirmación relacionada con la salud de un hecho que es falso sobre la base del consenso científico actual. Muchos otros tipos de información plantean un desafío para la comunicación de salud, incluidos los hallazgos contradictorios u opuestos, la evidencia cambiante y la información que suscita un alto grado de incertidumbre; sin embargo, estas cuestiones están fuera del ámbito de este artículo editorial, que se centra en información que es ostensiblemente falsa. [...]