EL RETO
Invertir en la salud es un compromiso de toda la sociedad y un requisito para el desarrollo sostenible. Los vínculos entre la salud, el desarrollo y el crecimiento económico están bien establecidos, con abundante evidencia que demuestra los beneficios que entraña una mayor inversión en la salud en el desarrollo humano sostenible, el crecimiento económico y el bienestar de la población. La evidencia también muestra que lograr mejores resultados de salud y poblaciones más sanas contribuye a una mayor productividad y, por consiguiente, a mejores resultados económicos (1-4). La realidad en la Región de las Américas sigue siendo difícil en este sentido. Los sistemas de salud no tienen fondos suficientes, y se caracterizan por la segmentación y fragmentación del financiamiento y la prestación de servicios, con una manera poco eficiente de asignar y usar los limitados recursos. Estos problemas dan lugar a resultados más deficientes en materia de salud que contribuyen a que persistan la pobreza y la inequidad, con un mayor impacto en los grupos en situación de vulnerabilidad. En vista de ello, tenemos por delante un camino doble: debemos encontrar nuevas fuentes públicas de financiamiento y, a la vez, aumentar la eficiencia del financiamiento de los sistemas de salud y la organización de los servicios de salud para responder mejor a las necesidades de la población.
EL MARCO
La Estrategia para el acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud (la estrategia de “salud universal”), de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), abraza los valores de la equidad, la solidaridad y el derecho a la salud, y ofrece un marco regional para garantizar la salud para todos, en todas partes. En esta estrategia se reconoce la necesidad de aumentar el nivel del gasto público en salud a por lo menos 6% del PIB como una condición necesaria, aunque no suficiente, para reducir las inequidades y aumentar las protección financiera mediante la eliminación del pago directo en el punto de servicio (5). Esto, a su vez, requiere crear margen fiscal para la inversión en salud al generar recursos adicionales, un
requisito para poner en marcha las transformaciones necesarias a fin de mejorar la eficiencia, ampliar el acceso a servicios de salud de calidad y proteger a la población del gasto directo de bolsillo que lleva al empobrecimiento...