El campo de la salud masculina procura mejorar los resultados en materia de salud de los hombres al reconocer las maneras específicas en que el género influye en el comportamiento de los hombres con respecto a la salud. Para alcanzar esta meta, los médicos también deben tener en cuenta la manera en que sus propios supuestos culturales acerca de la masculinidad influyen en su práctica clínica. El género no es solo biológico; es una manera de exteriorizar la masculinidad o la femineidad que varía entre los diversos contextos individuales y culturales. Por consiguiente, los médicos y los pacientes pueden tener ideas diferentes acerca de cómo debe sentirse y actuar un hombre, y estas actitudes pueden influir en que los cambios físicos de los hombres se perciban como patológicos o como normales. Se proponen dos intervenciones sencillas para ayudar a los médicos a tomar consciencia de sus propios supuestos acerca de la masculinidad y distinguirlos de los de sus pacientes, a fin de tomar decisiones terapéuticas más apropiadas. La primera intervención consiste en promover pautas clínicas para su especialidad que reconozcan el género como algo dependiente del contexto en lugar de algo universal. La segunda es incorporar la atención al género en su práctica clínica diaria al preguntar a los pacientes qué desean en lugar de suponerlo, a fin de basar las decisiones terapéuticas en las ideas de los pacientes sobre cómo deben sentirse y comportarse los hombres, en lugar de las ideas del médico.