A pesar de los esfuerzos para poner en marcha la iniciativa HEARTS en América Latina, el control de la hipertensión sigue siendo inadecuado. Ha habido muchos avances en el ámbito médico y técnico, pero poco ha logrado hacerse para promover el cambio político y sistémico. La vibrante sociedad civil que ha logrado avances en el cambio de políticas sobre el control del tabaco, las políticas relacionadas con los alimentos y otras iniciativas de salud pública puede realizar una contribución crucial para que se dé prioridad al control de la hipertensión en la agenda política, se garantice la financiación sostenible, se promueva la compra de medicamentos asequibles y efectivos, y se amplíe la demanda de medidas por parte de la comunidad. El primer paso recomendado para lograr la participación de la sociedad civil es analizar el panorama político para diseñar un plan para abogar por la causa. El panorama político incluye el análisis legal, el mapeo de políticas y de las partes interesadas, la definición de los obstáculos y las estrategias comunitarias, y la evaluación de riesgos. El segundo paso es definir los objetivos de las políticas y diseñar una estrategia para abogar por la causa. Con base en la experiencia, las políticas tendrían dos objetivos principales: lograr una mayor voluntad política para convertir la hipertensión en una prioridad absoluta, asegurando los recursos necesarios, y fortalecer la concientización de la comunidad y la demanda de acción por parte de la sociedad. El tercer paso es elaborar y ejecutar un plan para abogar por la causa con herramientas familiares para la sociedad civil, lo que incluye buscar argumentos para lograr el apoyo, abogar ante los responsables de tomar decisiones y los medios de comunicación, crear coaliciones, contrarrestar la oposición, dar seguimiento a la sociedad civil y establecer mecanismos de rendición de cuentas de la sociedad civil. Para impulsar este enfoque, debería haber incentivos para la sociedad civil y una transición para la transferencia de competencias en un nuevo escenario. Los resultados serían un control de la hipertensión más sostenible y ampliable, mejores resultados de salud y avances hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 y la cobertura universal de salud.
