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En el 2022 se celebró el 120.º aniversario de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Al volver la vista atrás y ver los años transcurridos y la trayectoria de esta Organización, me viene a la memoria el poder y la importancia de la solidaridad para construir un futuro más saludable, más esperanzador y más justo. En los últimos tres años, la Región de las Américas se vio obligada a hacer frente a una de las crisis más difíciles en más de un siglo. La Región se vio especialmente afectada por la pandemia de COVID-19, que alteró profundamente todas las áreas de nuestra vida e hizo que perdiéramos años de progreso social y económico. Sin embargo, incluso cuando los obstáculos eran insuperables, nuestra Región trabajó de manera conjunta para vacunar a más de 700 millones de personas. Hoy en día, los países y territorios de la Región de las Américas están abordando las brechas existentes en nuestros sistemas de salud, fortaleciendo la vigilancia de enfermedades y ampliando las capacidades de producción para garantizar una mejor preparación para los desafíos futuros. En los últimos decenios, he sido testigo de la colaboración entre los Estados Miembros para eliminar el sarampión, la rubéola y el tétanos neonatal. Se lograron grandes avances en la eliminación en la Región de la transmisión maternoinfantil del VIH y la sífilis, la malaria, la rabia humana transmitida por el perro, la oncocercosis, la lepra y el tracoma. Nuestros países han promulgado leyes y políticas para frenar el consumo de tabaco, reducir las tasas de obesidad y abordar la crisis cada vez mayor en el área de la salud mental. Juntos hemos enfrentado las epidemias del chikunguña y de la enfermedad por el virus del Zika, brotes de cólera y fiebre amarilla, y olas periódicas de gripe y dengue. Una y otra vez, me he dado cuenta de que la clave para superar los desafíos de salud de nuestra Región es la adopción de medidas colectivas para encontrar soluciones. Esto requiere mantener alianzas estrechas entre los gobiernos y los sistemas de salud de los países, y dar a conocer abiertamente datos, asesoramiento y experiencia. Tal vez ningún otro instrumento represente mejor los valores de la solidaridad regional que nuestra Revista Panamericana de Salud Pública, que celebró su centenario en el 2022. Por 100 años, la Revista ha sido un instrumento crucial para promover la salud pública en la Región de las Américas. Ha sido la plataforma principal de nuestra Región para propagar y difundir evidencia, orientación y enseñanzas, promoviendo la capacidad de la comunidad científica y de quienes se especializan en la salud pública para mejorar la salud de nuestras sociedades. Desde mayo de 1922, la Revista ha sido una fuente de información de inestimable valor sobre la situación de los programas de salud regionales; una plataforma para anunciar avances en el campo de la salud, la investigación, la prevención y la cura de enfermedades; y una herramienta para presentar la respuesta de los Estados Miembros a los mandatos y acciones de la OPS y sus Cuerpos Directivos. La historia de la OPS se refleja en esta Revista. Sus artículos y números especiales presentan fielmente la situación y las prioridades de salud de cada época. En sus primeras ediciones, podemos ver la evolución de la salud pública en acción, ya que los países apenas comenzaban a construir sus sistemas de salud, a promulgar leyes sobre salud y a poner en marcha sus programas nacionales de salud. La Revista cuenta la historia de las enfermedades, muchas aún sin solución, que han configurado la evolución de nuestra Región a lo largo del tiempo: desde las enfermedades transmisibles como la difteria, la lepra y la tuberculosis, hasta las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y algunos problemas como el consumo de tabaco, los accidentes de tránsito, la violencia y el cambio climático que han adquirido mayor prominencia y continúan despertando el interés regional. Un enfoque importante para la Revista y para la Región de las Américas en los últimos 45 años ha sido nuestro objetivo colectivo de lograr la atención universal de salud. En las páginas de nuestra Revista está inscrita la Declaración de Alma-Ata de 1978, una guía transformadora que definió la atención primaria de salud como la estrategia esencial para lograr nuestro objetivo de salud para todos. De hecho, la esencia de Alma-Ata permanece viva en las páginas de la Revista, ya sea en su cobertura de la mortalidad materna e infantil, la vacunación o las ciencias básicas. La salud universal sigue siendo un hilo conductor esencial en el trabajo de la OPS, incluso de manera más reciente en su Agenda de Salud Sostenible para las Américas 2018-2030. Basta con examinar la pandemia de COVID-19 para comprender la importancia de fortalecer nuestros sistemas de atención primaria de salud. Los sistemas sólidos de atención primaria de salud ayudan a los países a detectar los brotes con mayor rapidez, y a prevenir las emergencias de salud y responder a ellas de manera más eficiente y equitativa. Los sistemas sólidos de atención primaria de salud nos acercan al logro de nuestros objetivos de lograr la atención universal de salud y nos ayudan a hacer que las poblaciones, las sociedades y las economías sean más resilientes. De cara a los próximos 100 años, estoy seguro de que la Revista mantendrá su papel crucial de actualizar y renovar el conocimiento, y de documentar y promover medidas de salud pública que aporten un beneficio a nuestra Región. Al aprovechar las enseñanzas y el conocimiento experto que se encuentran en las páginas de nuestra Revista, podemos construir una sociedad libre de desigualdades en la que todas las personas, especialmente las más vulnerables y desfavorecidas, puedan llevar una vida saludable, provechosa y fructífera. Felicito a los autores y a los editores de la Revista Panamericana de Salud Pública por promover la salud y el bienestar de los pueblos de la Región de las Américas, y por fomentar nuestros valores regionales de salud, equidad, solidaridad y justicia social.