La vigilancia de las enfermedades ha sido una de las funciones básicas de la salud pública desde fines del siglo XIX: es la base de los programas para promover el bienestar humano a nivel de la población y el cimiento de la respuesta a las epidemias y los brotes de enfermedades. Sin embargo, va mucho más allá de las enfermedades infecciosas. Puede contribuir a reducir las desigualdades, puesto que algunas causas de sufrimiento injusto, injustificado y prevenible no pueden abordarse sin primero hacerlas visibles…
American Journal of Public Health